VALOR CINEGÉTICO...
El origen de la caza es tan antiguo como la existencia del ser humano. Los primeros grupos humanos utilizaron un sistema de caza, pesca y recolección suficiente y eficiente como para asegurar el poblamiento del planeta Tierra.
Estamos a las puertas del Parque Cultural del Vero, situación estratégica de manifestaciones del arte rupestre, donde los cazadores fueron los protagonistas; del paleolítico encontramos manifestaciones artísticas, efectuadas por grupos de cazadores y recolectores que se enfrentaron a la dureza climática de la última de las glaciaciones cuaternarias. Sus representaciones pictóricas suelen ubicarse en el interior de cuevas, donde la oscuridad aumenta su sentido mágico e inescrutable. Más tarde, el arte levantino de este Parque Cultural (Patrimonio de la Humanidad) nos acerca, otra vez, a la vida de los cazadores y recolectores de frutos silvestres que vivieron en la Sierra de Guara, hasta que la agricultura y la domesticación de animales en el Neolítico cambió las prácticas. De este momento de la prehistoria son los conocidos ciervos de Chimiachas, de Arpán...
Dentro de la caza existe una gran variedad de modalidades, según las especies que se persigan y la forma de ejecutarla. La división más conocida es caza menor y caza mayor.
Aunque la caza menor es considerable por estos parajes del Somontano, es la caza mayor la que origina una mayor movilidad e interés, el valor cinegético es un gran atractivo en los meses de Otoño e Invierno, combinando en perfecto maridaje el deporte cinegético con la Naturaleza.
El jabalí, principalmente, y el corzo, en menor medida, son las piezas más codiciadas por los amantes de la caza mayor.
Seis décadas, avalan a la familia Rodellar (Casa Castro) en la organización de cacerías.